LITERATURA DE POSGUERRA

 CONTEXTO HISTÓRICO: EL REFORMISMO ILUSTRADO

-Los efectos de la guerra civil y la posguerra-

Los orígenes de la Guerra Civil se relacionan con la reacción contra la República de los sectores sociales que se sintieron agredidos por sus reformas, especialmente los terratenientes, la Iglesia y el Ejército, así como por las presiones de algunos sectores de la izquierda, sobre todo el anarquismo y el comunismo.

Pero también ha de ser entendida en el contexto de la escalada de tensión internacional previa a la Segunda Guerra Mundial, cuando dos ideologías totalitarias, comunismo y fascismos, llevaron al continente a un escenario expansionista y agresivo. De hecho, el papel de las potencias totalitarias, Alemania, Italia y la Unión Soviética, resultó fundamental para el desenlace del conflicto, ya que buena parte de las armas y tropas que combatieron en España provenían de alguno de esos países.

La Guerra Civil finalizó el 1 de abril de 1939, y se saldó con la victoria de los sublevados, los autodenominados nacionales, y con la implantación de una dictadura en la persona de Francisco Franco que se prolongó durante cuatro décadas. Pero el final de la guerra no significó el fin de la violencia: un gran número de derrotados fueron encarcelados y ejecutados, y otros muchos tuvieron que partir al exilio, entre ellos buena parte de la intelectualidad española.

La década de 1940 fue una etapa de graves privaciones económicas en la que buena parte de la población hubo de afrontar situaciones de precariedad y hambre. La posguerra se prolongó debido a la destrucción originada por la guerra y a las políticas económicas franquistas. También fue decisivo el aislamiento internacional de España, ya que su colaboración con las potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial provocó la condena de Naciones Unidas y la ruptura de relaciones con casi todos los países miembros. Solo desde finales de la década de 1940, España consiguió reintegrarse en el concierto internacional gracias al apoyo recibido por Estados Unidos en el contexto de la Guerra Fría.

LITERATURA DE POSGUERRA

El fin de la guerra y la instauración de la dictadura afectan de manera determinante al desarrollo de las artes y de la literatura.

-Poesía-

La mayor parte de los poetas que sobreviven a la guerra se exilian por razones ideológicas, y durante los primeros años de destierro escriben sobre la patria perdida. Aquellos que permanecen en España se dividen entre los que cultivan una poesía conforme con las nuevas circunstancias, y los que escriben una poesía de contenido existencial.

Además, los autores del 27 continuarán publicando, junto con un escritor considerado heredero de esta generación: Miguel Hernández.


*Miguel Hernández*

Además de por una inagotable imaginación, su estilo se caracteriza por la tensión entre su apasionada vitalidad y los rigurosos moldes poéticos que utiliza, con lo que aúna poesía clásica y vanguardia. Sus principales obras son:

    -Perito en lunas. Conjunto de octavas reales de difícil lenguaje, en las que se deja ver la influencia del culteranismo gongorino.

    -El rayo que no cesa. Reúne treinta poemas, la mayoría sonetos, en los que aborda los temas del amor, la pena y la muerte.

    -Viento del pueblo. Grupo de poemas políticos escritos en plena guerra, en los que se revelan las ideas revolucionarias del poeta.

    -Cancionero y romancero de ausencias. Recoge conmovedores poemas dedicados a su esposa y a su hijo, escritos en la cárcel con un estilo sencillo.


LLAMO A LA JUVENTUD


Sangre que no se desborda,

 juventud que no se atreve,

 ni es sangre, ni es juventud,

 ni relucen, ni florecen.

Cuerpos que nacen vencidos,

 vencidos y grises mueren:

 vienen con la edad de un siglo,

 y son viejos cuando vienen.

  _La década de los cuarenta:

Los temas más empleados son los filosóficos, históricos y legendarios ambientados en la Edad Media. Los poemas muestran diálogos, descripciones y momentos líricos. A esta tendencia, pertenecen poemas breves como romances y leyendas, y poemas más extensos. Destacan los autores José Zorrilla, el duque de Rivas y José de Espronceda.

En esta época surgen dos corrientes: la poesía arraigada, vinculada al bando vencedor, y la poesía desarraigada, en la que se revela lo angustioso de la situación social del momento.

          _Poesía arraigada:

Los temas usuales de los poetas de esta tendencia son el amor, la familia, la fe católica, el paisaje castellano y el ensalzamiento del régimen. Estos se expresan a través de un estilo que busca la belleza y la perfección formal en moldes clásicos, sobre todo en Garcilaso de la Vega, con un lenguaje sobrio y equilibrado.

Poetas de este grupo son Leopoldo Panero o Dionisio Ridruejo, y su principal representante, Luis Rosales.

AYER VENDRÁ (LUIS ROSALES)

La tarde va a morir; en los caminos
se ciega triste o se detiene un aire
bajo y sin luz; entre las ramas altas,
mortal, casi vibrante,
queda el último sol; la tierra huele,
empieza a oler; las aves
van rompiendo un espejo con su vuelo;
la sombra es el silencio de la tarde.
Te he sentido llorar: no sé a quién lloras.
Hay un humo distante,
un tren, que acaso vuelve, mientras dices:
Soy tu propio dolor, déjame amarte.

               _Poesía desarraigada:

Los poetas de esta corriente ven el mundo como un caos angustioso, por lo que sus temas se centran en una constante búsqueda del porqué de la existencia humana, dominada por la angustia ante el tiempo y la muerte. Su estilo tiene gran fuerza expresiva, un lenguaje desgarrado y un tono dramático.

Tiene como punto de partida Hijos de la ira de Dámaso Alonso, un dramático grito de desamparo que busca el sentido de la existencia humana. Otros autores son Victoriano Crémer y José Luis Hidalgo.

DESPUÉS DEL AMOR (JOSÉ LUIS HIDALGO)

El zumo de la noche me gotea
con racimos de estrellas en la cara,
y madura mi frente su luz triste,
como una fruta sola sin su rama.
He perdido mi tronco; ardientemente
ha tajado el amor en sus entrañas
con un hacha sombría. En otro cuerpo
la ceniza enrojece de mi savia.
A solas con la noche me he quedado,
con mi carne tendida, fruta amarga.
y suena el corazón, bajo mi pecho,
con un crudo tañido de campana.

-Prosa-

La novela de los años cuarenta está marcada por el exilio de numerosos escritores. Como sucede en la poesía, se pueden distinguir dos corrientes entre los que se quedaron: aquellos que se muestran conformes con el nuevo orden y escriben la llamada novela idealista, y los que cultivan el realismo existencial.

  _Novela idealista:

Durante los primeros años del franquismo se publican novelas propagandísticas que exaltan la guerra y el régimen dictatorial, como es el caso del relato Javier Mariño, de Gonzalo Torrente Ballester. Otros autores como Enrique Jardiel Poncela (más conocido por su labor teatral) intentan hacer olvidar la guerra y se centran en personajes de vida corriente o se inclinan por el tratamiento humorístico.

Esta línea irá desembocando en narraciones de tipo realista, como es el caso de la trilogía Los gozos y las sombras, de Torrente Ballester, que narra la decadencia de una familia en los años previos a la Guerra Civil.

  _Novela existencial:

En paralelo con la poesía desarraigada, las novelas de esta corriente son un reflejo amargo de la vida, y sus temas son la soledad, la muerte, la frustración de las ilusiones y el desarraigo.

En esta línea figuran la novela Nada, de Carmen Laforet, que narra la experiencia de una muchacha que llega como estudiante a la Barcelona de posguerra; y La sombra del ciprés es alargada, de Miguel Delibes, que se ambienta en una gris ciudad de provincias encorsetada por su moral.

El escritor gallego Camilo José Cela inaugura con la novela La familia de Pascual Duarte una variante del realismo existencial denominada tremendismo, que hace hincapié en los aspectos más sórdidos de la realidad.

        _Narrativa del exilio:

El tema central de los novelistas exiliados es España. Entre ellos destacan Max Aub y su ciclo de narraciones sobre la Guerra Civil; Ramón J. Sender, que en Réquiem por un campesino español relata la vida de un campesino republicano asesinado; y Francisco Ayala, con Los usurpadores y La cabeza del cordero.

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